Seguir un estilo de vida activo y saludable requiere, además de esfuerzo y constancia, disciplina, pues es indispensable para mantener el equilibrio adecuado en nuestro organismo. Para ello es necesario cuidar la alimentación además del entrenamiento.
Es importante complementar cualquier actividad física que se realice con una alimentación equilibrada. Por ejemplo, si acudes a algún centro de entrenamiento -como Smart Fit, que cuenta con distintas rutinas especializadas para trabajar cada parte del cuerpo-, lo más recomendable para conseguir los resultados deseados es que además consumas los alimentos ideales que te ayuden con la digestión, la hidratación y la producción de energía, para recuperarte y afrontar tu próximo entrenamiento con éxito.
Lo primero que debes tener en cuenta es el tiempo que transcurre entre tu ingesta de comida y el entrenamiento. Debes dar a tu cuerpo la oportunidad de digerir lo que consumas y, de este modo, que transfiera cada sustancia a donde se requiera. Lo recomendable es de 30 minutos a una hora, dependiendo de tu alimentación.
De igual forma, es importante tomar en consideración la finalidad del plan de ejercicio que estés realizando. Es decir, si sólo pretendes quemar calorías, si practicas un rutina básica o tienes un entrenamiento más estricto y duradero, ya que de ello dependerá lo blanda o fuerte que pueda ser tu dieta.
Después de conocer lo anterior, en función de tus necesidades y según lo liviano o energético que desees estar, lo ideal antes de ejercitarte es consumir: té verde, zumos de verduras, alguna fruta (manzana, plátano, pera, etc.), semillas (avellanas, las nueces, etc.), yogurt, barritas a base de frutas, cereal o semillas. Estos alimentos complementarán tu entrenamiento sin resultar pesados para tu organismo, además de beneficiar la circulación y prevenir futuras lesiones.