Un equipo de investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg determinó que cuando el cerebro tiene la temperatura elevada le es imposible conciliar el sueño.
Pensando en ello idearon colocar gorras con agua fría a un grupo de personas con insomnio; a los 13 minutos notaron que los pacientes lograron dormirse, en el menor tiempo que lo hace una persona sin problemas de insomnio.
El agua fría redujo la temperatura corporal, que suele elevarse a raíz de los excesivos pensamientos.